Calisto es el prototipo del enamorado, pero un enamorado “loco”, pues en esta época el amor apasionado era concebido como una manifestación de locura y se le situaba muy próximo al amor carnal, lujurioso y pecaminoso. Es un ser caprichoso y egoísta.

Calisto, Melibea y Celestina, personajes principales

Calisto se desenvuelve en un primer momento como el prototipo del enamorado, pero un enamorado “loco”, pues es esta época el amor apasionado era concebido como una manifestación de locura y se le situaba muy próximo al amor carnal, lujurioso y pecaminoso.

Sin embargo, cuando Calisto logra su propósito gracias a los poco honrosos servicios de una vieja hechicera y alcahueta y a la complicidad de sus criados, deja ver su verdadero rostro: el de un amante caprichoso y egoísta.

Melibea aparece condicionada por su elevado rango social y la defensa del honor familiar. Así, el hecho de recurrir a Celestina para Melibea resulta humillante. Sin embargo, cuando al fin se rinde al amor, se transforma en una mujer decidida, ya dueña y protagonista de sus actos.

Celestina es el personaje central de la obra y el motor de la acción: es ella quien une o separa a los personajes, quien trama las traiciones o concierta las complicidades, quien proporciona a cada uno el objeto de su deseo.

Caracterizada a lo largo de la obra por su inteligencia, su conocimiento de la vida y de las personas y su capacidad de manipulación, la práctica de sus múltiples oficios («lavandera, perfumera, maestra de hacer aceites y de hacer virgos, alcahueta y un poquito hechicera») concede a Celestina un auténtico carácter profesional.

Celestina se pone al servicio del amor por dinero y momentos antes de morir confiesa a sus verdugos su tranquilidad de conciencia y el sentido ético que concede a su trabajo.

Pleberio

Las cualidades que Rojas concede a Pleberio lo convierten en un padre atípico dentro de tradición literaria española de padres autoritarios y totalmente despreocupados de sus hijos. Pleberio es comprensivo, está preocupado por su hija, confía en ella, respeta su libertad y llora su muerte, sin recriminarle nunca la pérdida de su honra.

Pleberio y su mujer Alisa encarnan, por la conciencia que tienen de su condición social y por la preocupación que muestran por el buen casamiento de su hija.

Pleberio expresa la visión existencial de la obra. Su propia ancianidad y el dolor que le produce la tragedia familiar le llevan a considerar, no ya la brevedad de la vida, sino también su falta de sentido.

El mundo de los criados

La Celestina refleja ya la profunda crisis de la sociedad señorial del siglo XV. Los criados de La Celestina son sirvientes a sueldo, en los que el interés prima sobre la lealtad u otra consideración.

Sempronio, el criado corrompido, desde el primer momento practica un doble juego con su amo: él es quien le propone los servicios de Celestina e, inmediatamente, se hace cómplice de esta para explotar la “locura” de Calisto.

Pármeno, el criado fiel, se resiste a los manejos de Celestina; sin embargo, los halagos de l vieja, su deseo por Areúsa y la ingratitud de Calisto le vencerán tras una breve lucha interior.

Este juego de traiciones se expresa magistralmente mediante el uso del diálogo; los halagos, consejos y ofrecimientos con que Celestina y los criados se dirigen a Calisto y Melibea se convierten en burlas, críticas e insultos en apartes y conversaciones paralelas.

Los dos criados forman también susu propias parejas (Pármeno-Areúsa y Sempronio-Elicia); sin embargo, no se puede hablar de un paralelismo total con Calisto y Melibea.

Cuando mueren Sempronio y Pármeno son sustituidos por Sosia y Tristán
. Al igual que sus predecesores, no sienten especial respeto hacia su amo, al que tildan de ingrato y culpan de la muerte de sus servidores. Sin embargo, tienen un gesto de lealtad al manifestar una sincera preocupación por el hecho de que Calisto ha muerto sin confesión.

Lucrecia, la criada honrada y fiel, recela desde el primer momento de las visitas de Celestina a su ama, razón por la que la vieja alcahueta intenta ganársela. Al final, Lucrecia acabará encubriendo los amores de Melibea.

Elicia y Areúsa son personajes muy interesantes. Su condición de prostitutas las pone al margen de las convenciones sociales y les confiere una gran libertad. Elicia busca sacar el máximo partido de su belleza y juventud. Areúsa, por su parte, destaca por su inteligencia.

Es de destacar el papel protagonista que adquieren las mujeres en La Celestina, las cuales aparecen dotadas de una marcada personalidad y, a menudo, dueñas de sus actos.

Centurio es el personaje cómico de la Tragicomedia. Se caracteriza por su mezcla de cobardía y jactancia y el fino humorismo que brota del contraste entre su lengua cortesana y sus bajas actividades.

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