Análisis
La casa de Bernarda Alba es considerada por algunos críticos como una tragedia, y por otros como un drama, siguiendo la opinión del propio autor. Muchos han opinado que es la culminación de un largo proceso evolutivo del dramaturgo, desde el modernismo al vanguardismo y de ahí a su fase de plenitud. Hay que resaltar en primer lugar su concepción del teatro. Rechaza el teatro burgués de Jacinto Benavente, pues su único fin es lucrativo. Tampoco le agradaba, especialmente al final, el verso. Esto no quiere decir que rechace la poesía en el teatro, más bien la personaliza. En cambio muestra su simpatía por el teatro popular o marginal: el guiñol, el vodevil, etcétera.
Posiblemente, las frases que mejor aclaran su idea sobre el teatro son éstas, formuladas en 1936 cuando leía a sus conocidos La Casa de Bernarda Alba:
Muestran estas palabras la dimensión humana del teatro en la que debe el lector sentir como los personajes a lo que ayuda el tratamiento realista de la obra.
Planteamiento
Tras la muerte de su segundo marido, Antonio María Benavides, Bernarda Alba decide recluirse y guardar rigurosísimo luto, tanto ella como sus cinco hijas. El luto es roto por la llegada de Pepe el Romano, que pretende a la mayor, Angustias. Si bien es una costumbre real, Lorca lo retrata insinuando que además de ser «un drama de las mujeres en los pueblos de España», tiene también la intención de documental fotográfico. La obra comienza con la entrada de las sirvientas hablando del despotismo de Bernarda y con la llegada inmediata de esta, confirmando su riguroso trato a ellas y sus hijas, e imponiendo silencio. Cuando la hija mayor hereda una fortuna grande que atrae a un pretendiente (Pepe el Romano), celos y pasiones se desatan en la casa, desembocando en un final trágico con la muerte de la más joven, Adela, quien no quiere someterse a la voluntad de su madre. Bernarda finaliza la obra diciendo que su hija ha muerto virgen, así mostrando su preocupación social, la cual es más importante que la muerte de su hija.
Personajes
Hay que recalcar la mezcla característica de Lorca de los personajes. Por un lado son estereotipos, ya que representan una figura. Pero también tienen detrás su historia, sus sentimientos. Es necesario resaltar que solamente aparecen mujeres, pues es un drama sobre ellas.
Bernarda (60 años):
Una carga negativa se centra en ella. Es tirana, hipócrita, déspota y blanco de casi todas las críticas de la obra. Su lenguaje es indicativo de su carácter, asi como el uso reiterado de formulas prescriptivas. El hecho de que se apoye sobre un baston es símbólico y representa un báculo de poder. Con su forma de ser, representa también el orden español estricto y represivo. Su motivación es contar con una reputación perfecta. Basa su honor en un modo de pensar tradicional y rancio. Bernarda es paradójica pues es la más masculina de todas a la vez que constituye una barrera entre sus hijas y los hombres.
Angustias (39 años):
Es la hija mayor, nacida del matrimonio de Bernarda con su primer esposo. Se piensa casar con Pepe el Romano gracias a su dinero. Aunque es consciente de ello, le es indiferente, ya que su único deseo es salir de la casa y del poder de su madre. Tras casi 40 años no quedan en ella pasiones ni alegrías.
Magdalena (30 años):
Es la segunda hija de Bernarda y la que más quería a su difunto padre, llegando incluso a desmayarse durante el primer responso de la misa funeral. Está convencida de que nunca se casará, y habría deseado haber nacido varón. Tanto ella como Amelia han aceptado el poder de su madre con resignación. Representa la aceptación, el respeto a la autoridad de los mayores y la admiración a la determinación de su hermana menor Adela, capaz de enfrentarse con el orden asfixiante de la casa de Bernarda Alba.
Amelia (27 años):
La tercera hija de Bernarda posee el carácter más tímido y asustadizo de todos. Apenas habla a lo largo de la obra. Ella sigue teniendo una fe inocente en que el matrimonio debe ocurrir por amor y no por otra razón.
Martirio (24 años):
Es quizá el personaje más complejo de todos. Su madre frustró su boda con el joven Enrique Humanes por ser éste hijo de un gañán. Siente resentimiento y grandes celos de su hermana menor, ya que ve impotente como ésta atrae a Pepe el Romano. Ha sido quebrada por la autoridad de su madre y es la hija que mas sufre por la sobreprotección y falta de libertad. También es la menor y más fea de todas las hermanas y su motivación es el miedo.
Adela (20 años):
La hija más joven de todas. No está dispuesta a someterse a la tiranía materna y todo en ella es vitalidad. Desafía la moral establecida, llegando incluso a romper el bastón de su madre, aunque le es imposible vencerla y esto la lleva a un destino trágico.
La Poncia (60 años):
Es la criada principal de la casa. Sería casi de la familia, pues Bernarda y ella se criaron juntas desde la niñez, de no ser por el clasismo imperante. Es la principal confidente de Bernarda pese al odio que siente por ella. Destaca su habla popular y colorida. Es la antitesis de Bernarda y su conciencia en la obra. Su nombre evoca a «Poncio pilato», quien pudiendo intervenir decide lavarse las manos en la crucificción de Jesucristo en la Biblia. Poncia cree que una mujer sin un hombre no es algo natural.
María Josefa (80 años):
La madre de Bernarda es una anciana aparentemente loca cuyas palabras dicen verdades reales y poéticas. Expresa lo que ninguna de las hijas se atreve a decir: el deseo de libertad, de amor, de maternidad, etcétera. Da una mala imagen de Bernarda, por lo que ésta la mantiene siempre encerrada en el desván. Sus referencias al mar (casarse en la playa, llevar perlas, etc.) son parte de la imaginería poética de García-Lorca y están relacionadas con el origen de la vida.
Mujeres 1º,2º y 3º:
Son mujeres de pueblo, cotillas y a la vez criticonas y fingen una amistad con Bernarda.
Pepe el Romano (25 años):
En la obra no aparece físicamente en ningún momento, aunque es omnipresente. Es el catalizador de todas las pasiones e iras en la casa.
Prudencia (50 Años):
Amiga de Bernarda
Criada (50 Años):
Es la segunda criada de la casa.