Existencialismo:
Me nutro de un caudal de ideas y valores a lo largo de mi vida, mientras existo. De esa manera, delimito yo mismo mis creencias y el sentido de mi existencia. Única condición: La coherencia absoluta entre lo que digo y lo que pienso. Si hay coherencia entre mi pensamiento y mis actos, toda acción es moral.
Existencialismo en la novela:
Augusto está tan perdido en sus pensamientos, que no está presente en la vida, como si no existiera. Por ejemplo, no ve a Eugenia cuando la pasa en la calle por estar tan distraído en sus pensamientos. El tema resalta aún más en la conversación con Don Miguel al final de la obra, cuando éste le dice a Augusto que no existe.
Esencia:
La postura clásica señalaba que toda acción debe dirigirse a un fin previamente establecido. Ese objetivo la dirige, la encuadra, la ordena. En ese sentido mi esencia como individuo será anterior a mi existencia.
Significado de niebla:
El título de la novela “Niebla” es muy significativo, ya que viene a reflejar la confusión., la duda, el malestar que siente Augusto a lo largo de la obra. La “niebla” es la tristeza, la soledad, la burla y la humillación que Augusto soporta en esta nivola de Unamuno. La niebla también es la duda de la existencia que se plantea Augusto tras la burla de Eugenia y tras la entrevista con Unamuno.
Existencia 1:
La literatura existencial es una literatura que se dedica a reflexionar el sentido de la existencia y la muerte del hombre; e intenta solucionar las preocupaciones de las personas sobre la vida. Después de momentos de posguerra, etc., la gente se preguntaba que es lo que hacía en este mundo; y a eso es a lo que se le llama el existencialismo.
Para que el existencialismo se de en la sociedad es necesario que ocurra el realismo social; ya que los dos están mutuamente relacionados.
RESUMEN DE NIEBLA La novela narra la situación de Augusto Pérez, un joven rico licenciado en Derecho. Hijo único de Madre viuda, a la muerte de su madre no halla qué hacer con su vida hasta que un día, paseando sin rumbo, conoce a una guapa joven pianista, Eugenia Domingo del Arco de la que se enamora o cree enamorarse y cuya amistad trata de conseguir, cosa que efectivamente logra. Conoce a la familia de ella, que es también huérfana y vive con sus tíos, don Fermín, un “anarquista místico”, y doña Hermelinda. Su cortejo es al comienzo rechazado por Eugenia, quien aclara a Augusto que ella ya tiene un novio, llamado Mauricio. Ante la respuesta de Eugenia, Augusto entabla una relación amorosa con una de sus sirvientas ocasionales, la señorita que le planchaba, Rosario. Después de algunas peripecias, Eugenia, movida, al parecer, por los celos, el instinto de competencia, y un quiebre con Mauricio, decide aceptar a Augusto como novio y futuro esposo. Se fija el día de la boda, pero antes de que ésta se realice, Augusto recibe una carta de Eugenia, en la que le dice que no se casará con él y que se ira a provincias con Mauricio, a vivir de un empleo que Augusto le había conseguido, porque Mauricio era un holgazán, y de sus rentas, las de la casa que Augusto les había cancelado la deuda de la hipoteca. Ante esto, Augusto decide suicidarse, pero antes decide ir a Salamanca a ver a Unamuno, con quien sostiene un dialogo memorable, en el que el autor hace el papel de Dios y Augusto el de criatura. Augusto recibe de Unamuno-Dios la revelación de que él, Augusto Pérez, no existe, sino que es una criatura de ficción y que está destinado a morir, no a suicidarse como él pensaba. Ante esto, Augusto se rebela, discute el carácter efectivamente real de Unamuno-Dios, lo desafía y le recuerda que él, Don Miguel, y todos los que lean, también han de morir. Abandona Salamanca muy confundido, dejando también muy perturbado a don Miguel, vuelve a su casa y Dios deja de soñarle: se “desnace”, es decir, se muere.
Nacido un 21 de junio de 1905 en París, Jean Paul Sartre, filósofo, novelista, dramaturgo, fue con todo el máximo exponente de la filosofía existencialista, especialmente en su particular mezcla con el humanismo marxista que supo practicar.
Educado por su madre y su abuelo materno, quien lo interesó en el mundo de las artes, egresó en 1929 de la Ecole Normale Superiore de París y enseñó filosofía en distintos liceos, antes y después de caer prisionero de los alemanes entre 1940 y 1941. Hacia 1945, fundó Les Temps Moderns y se consagró a la actividad literaria, delineando sus apetencias filosóficas que partían de la fenomenología de Edmund Husserl, del existencialismo de Martin Heidegger y de la reacción contra el racionalismo francés. De esta etapa son El ser y la nada y El existencialismo es un humanismo.
Pero a todo ello se fue sumando un compromiso social y político que lo ligaba al pensamiento dialéctico y analítico proveniente del pensamiento de Karl Marx, todo lo cual construyó un “último Sartre”, el de la Crítica de la razón dialéctica, el que consideraba al marxismo como “la filosofía no superable de nuestro tiempo”, pero no refiriéndose al marxismo ortodoxo o al pensamiento menos crítico de los seguidores de Marx, sino el marxismo que incorpora la antropología filosófica existencialista.
Este último Sartre es también el Sartre del “Mayo Francés” y, sobre todo, el del prólogo a Los condenados de la tierra del argelino Franz Fanon, llamando a poner a la violencia revolucionaria al servicio de los proyectos anticolonialistas. También, el Sartre que rechazó el Premio Nobel de Literatura en 1964 por considerar innecesario que una institución se interpusiera entre el mundo de la cultura y el hombre.
Como gran parte de los brillantes intelectuales del mundo contemporáneo, la vida familiar de Sartre fue a contramano de los valores consagrados por la burguesía. Sin casarse, sin convivir y sin tener hijos, tuvo a la reconocida filósofa y novelista Simone de Beauvoir como compañera de vida, hasta que falleció el 15 de abril de 1980.