«El mañana efímero» es uno de los poemas más conocidos de Antonio Machado y se encuentra incluido en una sus obras más representativas: Campos de Castilla.
Antonio Machado (Sevilla, 1875 – Collioure, Francia, 1939) fue uno de los poetas más influyentes en la España del siglo XX. Hombre triste, melancólico, marcado por la pérdida de su padre a los 18 años y de su mujer a los 2 años de casado, es considerado como un “anciano prematuro”.
Como poeta, atraviesa por diversas etapas y toca distintos temas. En Soledades, Galerías y otros poemas (1907) se ve una estética modernista; pero ya en “Campos de Castilla” se ve una clara tendencia noventayochista. Consagrado a los escritores de la Gº del 98, manifiesta su protesta contra las costumbres decadentes de la sociedad española y propone una reforma de las conductas de esta.
Los temas más frecuentes de Machado son: el paso del tiempo y la angustia de la muerte, aunque también aparece de forma evidente la decadencia de España, reflejada en el paisaje castellano y en la propia sociedad.
En cuanto a la métrica, le gustan las estrofas populares y sencillas. Utiliza la Silva-romance (combinación de versos de 7 y 11 silabas con estructura de romance: rima asonante en los versos pares). Su estilo suele ser austero, realista y reflexivo.
El poema que tratamos de comentar se centra en el tema del ser de los españoles. No aparecen alusiones al paisaje como en otros poemas de “Campos de Castilla. El poeta presenta claramente ahora su visión de España, de sus defectos (ya existentes) y de sus virtudes (sobre todo, de las que están por llegar). En este sentido, el poema presenta una escala temporal en la que se insertan las críticas del poeta (hacia el inmediato ayer y hacia el presente) y sus esperanzas (basadas en las virtudes eternas del pasado y de la raza que han de recuperarse para el futuro)
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De alguna forma España aparece personificada, lo que provoca un mayor impacto en el lector. Por supuesto que este sentimiento patriótico es una característica común a los escritores del 98. Buscan preservar la identidad de España y provocar un cambio en la situación actual, recuperando las virtudes del trabajo y el esfuerzo.
Podemos diferenciar 3 partes en el poema: la 1º
parte correspondiente a la introducción del tema, abarca los versos del 1 al 8. En ellos se describe la situación de España del momento, que arrastra su pasado y a la que le espera un futuro vacio.
parte correspondiente a la introducción del tema, abarca los versos del 1 al 8. En ellos se describe la situación de España del momento, que arrastra su pasado y a la que le espera un futuro vacio.
La 2º parte abarca desde el verso
9 al 34. En ellos el autor desarrolla el tema de España, analizando el pasado del país y sus consecuencias. La España de la falsa religiosidad y la fiesta ha de desaparecer para que pueda surgir un cambio. También aparece una crítica a la mala copia de lo extranjero y la decadencia de la tradición y cultura española.
9 al 34. En ellos el autor desarrolla el tema de España, analizando el pasado del país y sus consecuencias. La España de la falsa religiosidad y la fiesta ha de desaparecer para que pueda surgir un cambio. También aparece una crítica a la mala copia de lo extranjero y la decadencia de la tradición y cultura española.
Por último, la 3º parte nos da una conclusión final en los últimos 8 versos. Aquí machado ve un poco de luz y esperanza sobre el futuro de España.
Evidentemente, estamos ante un texto poético de carácter lirico, donde el autor expresa sus sentimientos acerca de España, de la España que vivió en su momento. Esos sentimientos que, en un principio son de reproche y repulsa, luego se convierte en optimistas, anhelando y deseando un futuro mejor, que seguro llegara. Todo ello queda expresado a través de un conjunto de recursos literarios que le dan más intensidad y emotividad al texto.
En cuanto a la métrica vemos que en su mayoría son versos endecasílabos, con algún verso heptasílabo intercalado, según la libertad del poeta, igual que el uso de la rima. Predomina la rima consonante, pero también a gusto del autor, sin un orden establecido.
Existen numerosos símiles y metáforas que sirven para describir paródicamente la España de la que reniega («España de charanga y pandereta, España inferior que ora y bosteza») o reforzar la imagen de aquella que desea («España del cincel y de la maza, España que alborea / con un hacha en la mano vengadora, / España de la rabia y de la idea). También aparece la personificación de España: “espíritu burlón”, “alma quieta”, “especialista en el vivió”, etc.
Por otro lado, podemos ver otros recursos como la comparación: “como la nausea de un borracho ahíto…”, para seguir insistiendo en esa España desoladora de la España del presente y el futuro inmediato del poeta.
Encontramos también varios encabalgamientos: “…un mañana-vacio…”, “… estomagante escrito-en la tarde…”
En fin, estos recursos acentúan la imagen opuesta de las dos Españas que describe Machado: la España hueca del presente y la España redentora del futuro. El poeta, sin duda, se convierte en un poeta social, opuesto a toda fuerza opresora.
En mi opinión, el poeta está llevando a cabo una crítica muy acertada de la sociedad. Esa importancia que en la época se le daba a la fe y a las tradiciones solo servía para hacer estancar a la sociedad e impedir que esta evolucionara. Probablemente, este sea uno de los motivos por los que España estuviera y esté más atrasada que el resto de las naciones europeas. Actualmente, la sociedad ha avanzado, pero no de la forma que querría el poeta.
Ya hemos mencionado que Machado estuvo enormemente vinculado a su tiempo. Siempre supo expresar su opinión y colaboró asiduamente con periódicos y revistas hasta el fin de sus días.
«El mañana efímero», como otros de sus poemas en los que nos habla de la España de su tiempo, da idea de su compromiso social y cívico y, por ello, no es de extrañar que se convirtiera en uno de los poetas favoritos en el periodo de posguerra.
Todavía hoy, nos atreveríamos a decir que su mensaje conserva todo su vigor y, de hecho, en unos tiempos en los que se habla permanentemente del valor del trabajo y del esfuerzo, hace que nos preguntemos si hemos superado ya ese efímero mañana o si todavía nos queda por recuperar bastante de esa España de la rabia y de la idea que tan bien supo describir. Quizás nos quede todavía algo de ese camino por andar.