Caracteristicas del teatro romantico en la obra jupiter

CARACTERÍSTICAS DE LA LÍRICA Y EL TEATRO. AUTORES Y OBRAS MÁS SIGNIFICATIVAS



Características de la poesía lírica romántica



Los poetas románticos se dejan llevar por la inspiración, sin ponerle filtros que la depuren. Así que, al escribir, dejan pasar hallazgos líricos potentes, pero mezclados con prosaísmos, vulgaridades y tópicos. Sus temas son la melancolía y el hastío o por el contrario la exaltación y la protesta contra las normas sociales o contra la vida misma. Cantan su intimidad amorosa, o se inspiran en temas legendarios, históricos y exóticos. Exaltan sentimientos como la gallardía, la virilidad, la disidencia; por otro, se muestran pesimistas y desalentados. Sus ambientes preferidos son la noche, los lugares apartados, los cementerios, el mar embravecido, la tormenta. Arrebatados por la emoción, suelen cambiar de metro, según sea ésta, dentro del mismo poema. Quieren que la dimensión de los versos, los ritmos, la naturaleza de las estrofas -que, a menudo, inventan-, se ajusten bien a las distintas fases por las que pasa aquella emoción. Los principales líricos románticos fueron Espronceda, Bécquer y Rosalía de Castro. Destacaron también: Juan Arolas, Nicomedes Pastor Díaz, Gertrudis Gómez de Avellaneda, Carolina Coronado, etc.
Es el género que mejor expresa la rebeldía romántica.

Temas:

Libertad, sentimientos, lo satánico y lo sobrenatural, la muerte, lo exótico y lo legendario.

Forma:

Renovación, nuevos ritmos, polimetría.

Vertientes:



Narrativa:

Destaca por el tono heroico; la defensa de la tradición y la historia con su preferencia de la vuelta al pasado; la rehabilitación del romance y uso primordial del octosílabo; utilización de las modalidades textuales del diálogo y el monólogo. Prestan atención a los aspectos sensoriales.

Destacan:

Duque de Rivas: El moro expósito; Espronceda: El estudiantede Salamanca y El diablo mundo; y José Zorrilla con las leyendas Cantos de trovador: Jesús Lucerón López y Ángela Hernández Muñoz. “Margarita la tornera”, “A buen juez, mejor testigo”; y su poema Granada.

Lírica

Destaca por la expresión de sentimientos y los conflictos internos del poeta; temática amorosa; preocupación por el sentido de la vida y presencia de lo misterioso y lo diabólico. Formalmente destaca la polimetría.

Autores:

Espronceda: La canción del pirata, Canto a Teresa.

Posromanticismo:

Ocupa la segunda mitad del siglo XIX. Sus principales características son: Influencia de la poesía alemana. Atención al mundo íntimo: expresión de emociones y sentimientos. Relación con la naturaleza. Uso de la polimetría. Los principales representantes son Gustavo Adolfo Bécquer y Rosalía de Castro.
Gustavo-Adolfo Bécquer (1836-1870). Sus obras fundamentales son: Leyendas, en prosa y Rimas. Éstas se distribuyen en cuatro bloques fundamentales: La creación poética (I-XI); El amor correspondido (XII-XXIX); El desamor y el desengaño amoroso (XXX-LI) y El dolor existencial (LII-LXXIX). Entre los rasgos fundamentales destacan la preferencia por las formas dialogadas; el intimismo; la sencillez; las estructuras paralelísticas; la presencia de la naturaleza; la asonancia; la polimetría…
Rosalía de Castro (1837-1885): Destaca en ella el dolor ante la existencia, la melancolía y la importancia del paisaje. Escribió en gallego: Follas novas y Cantares galegos. En castellano: En las orillas del Sar.

Características del drama romántico


Ángel Saavedra (duque de Rivas) y José Zorrilla.
Moratín y los reformadores neoclásicos habían tenido un éxito muy limitado. A comienzos del siglo XIX, el público prefería las viejas comedias «desarregladas» del Siglo de Oro. De ahí que el también «desarreglado» y rebelde teatro romántico triunfara pronto y alcanzara grandes éxitos entre 1834, año de la publicación de La conjuración de Venecia y 1844 en que se publica Don Juan Tenorio . 

Caracteres:


Temas legendarios, caballerescos, aventureros o de historia nacional, siempre dramáticos. – Rechazo de las reglas neoclásicas de unidad de acción, lugar y tiempo. Se entremezclan diversas acciones y se producen en lugares distantes entre sí, y en tiempos a veces muy separados. – Mezcla de lo trágico y lo cómico. – División del drama en cinco actos, escrito en versos de diversas medidas, combinados, en ocasiones, con la prosa. – Aspira sólo a conmover, no a adoctrinar. – Protagonista marcado por un destino extraño, singular y misterioso, que hace alarde de gallardía y de cinismo. – Abundancia de escenas nocturnas y sepulcrales, desafíos y suicidios. Fue el granadino Francisco Martínez de la Rosa (1794-1865) quien, al volver de su exilio en Francia, introdujo la estética romántica por alcanzar éxito sus dramas La conjuración de Venecia y Aben Humeya . La batalla definitiva para imponer el nuevo teatro la libró el cordobés Ángel de Saavedra Fajardo, duque de Rivas, también vuelto del destierro la noche del estreno en Madrid, de Don Álvaro o la fuerza del sino. Parte del público selecto la rechazó por su «irregularidad»: todos los rasgos del teatro romántico que hemos señalado se acumulaban en la obra.
Pero el escandaloso estreno hacía triunfar el Romanticismo en la escena. El duque de Rivas fue también notable poeta. Son excelentes sus Romances históricos, donde desarrolla temas españoles legendarios o del pasado épico. Son también importantes autores románticos Antonio García Gutiérrez, Juan Eugenio Hartzenbusch, José Zorrilla etc. El teatro de temas burgueses intemporáneos que había inaugurado Moratín, no tentó a los románticos. Pero fue cultivado por autores que prolongaron las tendencias neoclásicas, como Manuel Bretón de los Herreros, autor de A la vejez, viruelas; Marcela o ¿a cuál de los tres? Y Ventura de la Vega (1807-1865), cuya obra más famosa es El hombre de mundo .

ÁNGEL SAAVEDRA (DUQUE DE RIVAS)


(1791-1865). Nació en una familia noble y se educó con los jesuitas. Enrolado en el ejército, luchó con los franceses. Con el retorno de Fernando VII fue condenado a muerte, se exilió a otros países de Europa y, por fin, se instaló en París. Regresó en 1834 y se dedicó a la Literatura y a otras actividades culturales (académico, presidente del Ateneo), ya que había heredado el título nobiliario y una gran fortuna. En 1836 se vio obligado nuevamente a exiliarse, esta vez por un año. Hacia el final de su vida, además de ejercer su labor como diplomático, colaboró con muchas instituciones, entre ellas la Real Academia Española, de la que fue director.
Entre sus obras cabe destacar El moro expósito (1834), poema narrativo que desarrolla una leyenda tradicional; comedias como Tanto vales cuanto tienes (1840) y los Romances históricos (1841), que tratan sobre episodios o personajes de relevancia en la historia española.

Don Álvaro o la fuerza del sino (1835)


La segunda parte del título expresa el eje central de la obra. Los temas de Don Álvaro son la fatalidad de un destino que el hombre no puede cambiar, la venganza y el honor, motivos característicos del drama romántico. La obra se organiza en torno a cinco jornadas con diferente número de escenas. La acción se desarrolla a lo largo de más de cinco años, en diferentes espacios: comienza en Sevilla, continúa en Córdoba, en un convento, en Italia, y termina nuevamente en el convento. La soledad del individuo se representa en celdas, ermitas, un convento, lugares recónditos y apartados, en los que es imposible la comunicación. El protagonista, prototipo del héroe romántico, ve que el mundo y la sociedad le han cerrado las posibilidades vitales: su amor se frustra por las sospechas sobre su origen, y las muertes sucesivas lo arrastran a una situación cada vez más trágica, que desemboca en el final transgresor del suicidio. En ese momento invoca al infierno, en claro enfrentamiento con el Dios cristiano. La obra mezcla la prosa y el verso, en el que está presente la polimetría (empleo de silvas, décimas, redondillas, romances, etc.). En el discurso de los personajes se combina el estilo serio y elevado, que en los momentos de mayor dramatismo manifiesta la exaltación típica de los románticos, con el popular y jocoso de las escenas costumbristas. En cuanto a los códigos no verbales, las acotaciones contienen numerosas indicaciones acerca de la escenografía, el vestuario, la iluminación y los recursos sonoros (por ejemplo, la efectista escena final de la obra).

JOSÉ ZORRILLA (1817-1893)



Nació en una familia absolutista, y su padre fue defensor de Fernando VII. Inició los estudios de Leyes, pero los abandonó para dedicarse a la Literatura. Se dio a conocer con la lectura de un poema en el entierro de Larra. Vivió en Francia, donde trató con grandes figuras del Romanticismo, como Alejandro Dumas o George Sand, y también en México. Regresó definitivamente a España en 1866. En sus últimos años fue reconocido como gran figura de nuestras letras. No solo escribió teatro ( El zapatero y el rey; El caballero del rey don
Sancho; Traidor, inconfeso y mártir) ; también es autor de poesía narrativa en sus leyendas ( A buen juez, mejor testito; Margarita la Tornera) y de unas memorias en las que analizó su pasado ( Recuerdos del tiempo viejo ). Es el dramaturgo romántico de más éxito. Escribió una treintena de obras, casi todas en verso y de carácter histórico. Zorrilla se caracteriza por su habilidad en el planteamiento de los conflictos y en el mantenimiento del interés de las historias dramatizadas, pero los desenlaces suelen ser demasiado improvisados y sus dramas pecan muchas veces de superficialidad. Él mismo estima poco su teatro, del que salva dos obras, El zapatero y el rey (1840-1842) y Traidor, inconfeso y mártir (1849). Sin embargo, su obra más celebrada es Don Juan Tenorio (1844), cuya popularidad ha perdurado durante mucho tiempo. En ella desarrolla el famosísimo mito de Don Juan, presente en la literatura desde siglo atrás y hasta hoy mismo: El mito de Don Juan recorre, pues, un período histórico, desde la España de los Austrias hasta la época contemporánea, en el que cada una de sus plasmaciones literarias revela claramente la época histórica de su creación. En concreto, en la obra de Zorrilla se produce una transformación en el personaje del libertino, que finalmente es redimido de su vida escandalosa gracias al amor angelical de una mujer ( ¿No es verdad, ángel de amor…? ). El dramaturgo da satisfacción a la moral tradicionalista y reaccionaria de su tiempo, que ve con buenos ojos la conversión religiosa del impío calavera y su salvación cristiana por medio de un amor sublime y sacrificado. Ésta es, por tanto, la versión del Romanticismo conservador del personaje mítico del burlador, lejos del tipo rebelde y satánico de  El estudiante de Salamanca de Espronceda.

Don Juan Tenorio (1844)


Es la obra más importante de Zorrilla. En ella el protagonista se enfrenta a las normas sociales de forma extremada hasta el amor lo redime. El final de este drama rompe con la tradición fatalista del teatro romántico, y por ello se considera que el Tenorio cierra el ciclo de la rebeldía, para unos, y entra en el del triunfo del liberalismo, para otros.

Argumento


Don Juan lleva una vida disipada de duelos y amoríos. Con el fin de ganar una apuesta a un contrincante de su calaña, rapta a doña Inés, de la que finalmente se enamora, pero mata al padre de la joven porque no lo acepta como yerno y debe huir. Cuando regresa, doña Inés ha muerto de amor. En el panteón familiar de los Tenorio, don Juan se encuentra con el fantasma de su amada, que le pide que se arrepienta en un plazo que Dios le ha concedido para que ambos se salven. Don Juan se arrepiente, en una escena cargada de elementos fantásticos y sepulcrales.

Estructura, tiempo y lugar


La obra se divide en dos partes: la primera de cuatro actos y la segunda de tres, separadas por cinco años. La acción de cada parte se desarrolla en una sola noche. Sin embargo, el aspecto más importante del tiempo dramático del Tenorio es el plazo del desenlace final. La localización de la historia varía y se alternan espacios cerrados y abiertos. Entre los primeros se cuenta la hostería donde se inicia el drama, el convento donde profesa Inés o la casa adonde la conduce don Juan. Entre los segundos las calles y, sobre todo, el cementerio en el que se produce el desenlace. Personajes. El personaje de don Juan prosigue una tradición literaria iniciada por El burlador de Sevilla, de Tirso de Molina, y continuada por autores españoles como Espronceda, o extranjeros como Molière, Byron y Dumas. El protagonista presenta las características que los románticos adjudicaron al personaje asocial y demoníaco. Es juerguista y le gustan toda clase de apuestas, incluidas las que exigen las artes de seductor cínico e irresistible, pero en la obra de Zorrilla el amor acaba con el don Juan tradicional. Zorrilla dejar descansar el peso escénico sobre la palabra de los personajes, especialmente la del protagonista, cuya actuación resulta vital para la credibilidad de la historia. El discurso de don Juan revela su historia dañina, su capacidad de seducción y su desgracia cuando no es creído por los demás. Doña Inés adquiere mayor peso como personaje femenino que las protagonistas de otros dramas románticos, puesto que se constituye en elemento redentor de don Juan. Representa la figura virginal, capaz de despertar el amor de un libertino, morir de pena por él y rogar a Dios por su salvación.

Códigos no verbales


Los códigos no verbales ofrecen menor grado de importancia que en Don Álvaro, en las escenas finales resultan especialmente llamativos. El fantasma del padre de Inés atraviesa paredes, salen y vuelven esqueletos a sus tumbas, la pareja muere y “de sus bocas salen sus almas representadas en dos brillantes llamas, que se pierden en el espacio al son de la música”, según la acotación final.

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